domingo, 29 de junio de 2008

Esquirlas del ser

Jugueteo con el libro de Michitaro Tada, escritor japonés, estu- dioso tanto de la literatura de su país como de la de la Francia contemporánea. El libro, Gestualidad japonesa, me recuerda a algunos trabajos de Barthes, del último, del más oriental. Textos breves, analíticos, que se deslizan sobre los problemas más que agarrarlos. Que se posan sobre cuestiones de apariencia menor, minúscula, pero que en su pequeñez se descubren como las esenciales, fragmentos de una realidad que ningún sentido global podría subsumir. El estilo, suave, transmite la conciencia de la imposibilidad de agotar lo que hay que decir. Permanece, así, un resto no dicho pero explicitado, acogido, sin el cual el lenguaje necesariamente caería en la asertividad reactiva, en el fascismo que subyace a toda palabra. El libro de Tada, experto también en esa estructura mínima del discurso que es el haiku, se desvía así por la senda aún sin desbrozar de esos movimientos ínfimos, de esas partículas de corporalidad que son los gestos.


Cierto. Tada aborda exclusivamente la gestualidad japonesa. Pero no me habría decidido a escribir si su interés quedase ahí acotado. Se me ha insinuado, mas aún no he visto despertar en mi ese embrujo por lo oriental que a tantos arrastra. Otra cosa me preocupa. Me obsesiona. Es la cuestión misma del gesto. Su naturaleza al mismo tiempo física y significante. Su lugar, localizado allí donde se entrelazan lo cultural y lo inconsciente. En definitiva, su carácter a la vez ético y político. Probablemente se deba a un error de perspectiva, pero últimamente tiendo a pensar que todo, absolutamente todo, se juega en torno a la cuestión de los gestos. Al fin, ellos nos hacen ser lo que somos. Y, por eso mismo, pueden desbaratarlo todo. Son esquirlas del ser: la materia elemental de que se compone la existencia.
M. Tada, Gestualidad japonesa, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2006.

domingo, 22 de junio de 2008

miércoles, 18 de junio de 2008

Composición de potencias

En efecto: si, por ejemplo, dos individuos que tienen una naturaleza enteramente igual se unen entre sí, componen un individuo doblemente potente que cada uno de ellos por separado. Y así, nada es más útil al hombre que el hombre; quiero decir que nada pueden desear los hombres que sea mejor para la conservación de su ser que el concordar todos en todas las cosas, de suerte que las almas de todos formen como una sola alma, y sus cuerpos como un solo cuerpo, esforzándose todos a la vez, cuanto puedan, en conservar su ser, y buscando todos a una la común utilidad.
Spinoza, Ética, IV, XVIII, escolio.

viernes, 13 de junio de 2008

Contra-historia

Los principios de la Comuna son eternos y no pueden ser destruidos. Se desarrollarán una y otra vez hasta que la clase obrera sea liberada.
K. Marx, Entrevista en Times.

miércoles, 11 de junio de 2008

El alma, parte del cuerpo

La naturaleza del espíritu y el alma es corporal. Pues cuando vemos empujar los miembros, arrancar del sueño el cuerpo, alterar el rostro, gobernar y manejar al individuo entero, nada de lo cual sabemos que podría hacerlo sin tocarlo, y que no hay tocar sin cuerpo, ¿no hay que admitir que espíritu y alma están hechos de naturaleza corporal? De otra parte, adviertes que en nosotros el espíritu se desenvuelve a la par que el cuerpo y junto con él siente: si no choca con la vida la erizada fuerza del dardo, metiéndose dentro entre huesos y tendones desgarrados, se sigue con todo una languidez y un dulce caer a tierra y un ardor que al desmayado le nace y a ratos algo así como un deseo indeciso de levantarse. Luego la naturaleza del espíritu es forzoso que sea corporal, ya que padece con dardos y heridas corporales.
Lucrecio, De rerum natura.

miércoles, 4 de junio de 2008

Se escribe con el cuerpo

El placer del texto es ese momento en que mi cuerpo comienza a seguir sus propias ideas --pues mi cuerpo no tiene las mismas ideas que yo.
R. Barthes, El placer del texto.

martes, 3 de junio de 2008

Heracles


El ideal cínico de vida no es otro que el representado por Heracles: la existencia como prueba constante, como esforzado ejercicio, como desafío.

Pablo Lópiz Cantó

Para una filosofía de la inmanencia