Demasiada vida, sin duda, colapsa el estudio y la cabeza. Pero había que poner en práctica los conceptos aprendidos. De nada sirven si no introducen cambios, variaciones a veces imperceptibles o grandes cataclismos. Antes de enfrentarse al hueco vacío de la página en blanco es recomendable dar una voltereta, moverse de manera estrambótica, hacer un viaje, crujirse el alma o toser un poco. Ahora me voy tras las huellas de Pessoa: a ser pirata, amante o aventurero, cualquiera salvo yo mismo. Aún así añoro sentarme en la silla, dejarlo todo, hundirme en la tarea absurda y lenta de la escritura.
1 comentario:
Hace tiempo escribí que, a veces, enfrentarse al folio en blanco es como tener una cita con una antigua amante que insiste en mantener la amistad contigo cuando tú aún no estás preparado para ello.
En estos casos, es mejor tomarse el tiempo necesario hasta que llegue un momento más propicio.
Te leo y me encanta lo que escribes, Pablo.
Un abrazo.
Bárbara.
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