"Vio el César en Roma unos extranjeros ricos que llevaban en brazos y acariciaban cachorros de perros y crías de monos y, según parece, les preguntó si es que en su país las mujeres no daban a luz niños. Como corresponde a un gobernante, reprendía así severamente a quienes derrochaban en animalitos el natural afecto y cariño presente en nosotros y que se debe a las personas".
Plutarco, "Pericles, en Vidas paralelas.