jueves, 7 de agosto de 2008

Tic

Hay gestos que alcanzan a cambiar la vida, que exigen modificaciones tales que continuar por los ya transitados senderos se hace imposible, que hacen que el conjunto todo de la existencia varíe y se reconforme. Así el tic de la escritura. El gesto sostenido de escribir, que obsesivamente retorna, siempre el mismo y siempre diferente, obligando a restructurar el organigrama de las tareas, a adecuar a sus exigencias el mundo que nos rodea, altera la disposición de muebles y expectativas. Bajo todo escritor respira un escribiente, anónimo oficinista, hombre cualquiera, que con paciencia ordena los horarios con la misma precisión neurótica que los espacios de su mesa de trabajo.

El deseo de escribir contamina hasta el punto de borrar las vacaciones y las noches, abre huecos allí donde antes no existían, moviliza la vida entera hacia ese lugar sin lugar que es el de lo que permanece a la espera de ser dicho.

Escribir de noche, cuando la ciudad se acalla. Escribir desde muy temprano, cuando aún es madrugada. Escribir según un horario de oficina. Escribir en bares y tabernas. Escribir siempre en el mismo despacho y sobre la misma mesa. Escribir en movimiento, conforme el tren avanza. Escribir en todas partes y en ninguna, en la hoja de papel encontrada o en la servilleta. Escribir, al fin, dónde y cómo mejor se pueda: vaciar la existencia para dejar sitio a una actividad que la propia vida en prinicipio excluye. Escribir se revela gesto refractario, pues en su acontecer lo transforma todo, impone sus exigencias: obliga a moldear la propia vida conforme a sus imperativos.

En un mundo en el que los gestos se imponen perfectamente codificados, dotados de proyección y sentido, la escritura emerge inútil, insostenible. Porque, como en torno a un sol negro la existencia ha de comenzar a girar al rededor de ese gesto sin sentido, previo tanto a las significaciones como a los organigramas, obedeciendo sólo al impulso que canta con voz de tinta.


Cf. F. Piccolo., Escribir es un tic.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Escribir forma parte de la evolución, hay gente que incluso se explica mejor por la escritura que por las palabras y además, siempre puedes corregir.

Davixo dijo...

estoy de acuerdo con Capitana.
y escribir es una buena manera de expresarte cuando no puedes hablar en directo (como ahora)
ademas deque con esta practica la imaginacion vuela a lugares inalcanzables.
saludillos a todos :-)

Pablo Lópiz Cantó

Para una filosofía de la inmanencia