lunes, 10 de marzo de 2008

Eudoxo de Cnido (400-347 a.C.)

Eudoxo pensaba que el placer es el bien supremo porque veía que todos los seres, racionales e irracionales, aspiraban a él, y que en todos es deseable lo bueno y lo más excelente; por consiguiente, el que todos fueran atraídos hacia lo mismo indicaba que para todos el placer era el mayor bien (porque todo ser encuentra su propio bien como encuentra su alimento), y que el bien de todos y al que todos aspiran es el bien sin más. Estos argumentos convencen más por la excelencia de su carácter que por ellos mismos; pues Eudoxo era considerado como un ser de excepcional sobriedad, y así se creía que decía estas cosas no por ser amigo del placer, sino porque tal era la verdad del asunto. Pensaba que esta doctrina no era menos evidente desde el punto de vista del contrario; pues el dolor es en sí mismo evitado por todos, y su contrario, igualmente preferible. Por otra parte, él sostenía que el objeto deseable en el más alto grado es el que no es preferible por causa de otra cosa ni por amor a otra cosa, y todos están de acuerdo en que el placer es de esta índole; porque nadie pregunta con qué fin goza, como si el placer fuera elegido por sí mismo.
Aristóteles, Ética Nicomáquea, X, 10-28

No hay comentarios:

Pablo Lópiz Cantó

Para una filosofía de la inmanencia