miércoles, 19 de marzo de 2008

Politeia cínica

El cínico no tiene vocación de eremita. Diógenes habita en la ciudad. Por autárquico que sea, busca un hombre, es decir, un hombre verdadero con quien compartir su vida y la virtud. Frente a la locura de quienes muestran sólo apariencia de humanidad, el filósofo indaga tras la humanidad verdadera, persigue un semejante. No camina en pos de un maestro, como hiciera su discípulo Crates, sino de un amigo. Aquél que necesita salud, dice Diógenes, a ese le conviene buscarse un amigo serio o un ardiente enemigo: así, por medio de la reprimenda o de la corrección, podrá escapar al mal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gusta, este tambien me gusta. Ayyy, la necesidad del otro. Del amigo.
Gracias por tu seleccion Pablo.

Carmen M.utgugz

Pablo Lópiz Cantó

Para una filosofía de la inmanencia