De hecho, los que escriben doctamente para que los entiendan unos cuantos eruditos me parecen más bien dignos de compasión que afortunados, pues se atormentan de continuo: añaden, cambian, quintan y vuelven a poner, repiten, rehacen, lo enseñan, lo guardan nueve años y nunca están satisfechos... En cambio, el escritor amigo mío es muy feliz con sus extravagancias: sin poner ningún esfuerzo, sino a medida que se le ocurre, va transcribiendo todo lo que le pasa por la pluma.
Erasmo, Elogio de la locura.
4 comentarios:
Brindo por las extravagancias!
Brindé por ellas. Hasta caer borracho.
tracatra
Joder, con el amigo de Erasmo, parece que había descubierto los efectos del porro en la escritura.
De un latinista porrero...
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