sábado, 26 de abril de 2008

La dispersión

Éramos amigos y nos hemos convertido en extraños el uno del otro. Pero es bueno que sea así, y no buscamos disimulárnoslo ni oscurecerlo como si tuviésemos que tener vergüenza de ello. Como dos navíos que prosiguen cada uno su camino tras sus propias metas: así sin duda podemos cruzarnos y celebrar fiestas entre nosostros como ya lo hemos hecho --y entonces los buenos navíos reposaban lado a lado en el mismo puerto, bajo el sol, tan calmos que se hubiera dicho que estuviesen ya en su destino y no hubiesen tenido sino el mismo rumbo. Pero enseguida el llamado irresistible de nuestra misión nos impulsaba de nuevo lejos uno de otro, cada uno sobre sus mares, hacia parajes, bajo soles diferentes --tal vez para no vernos ya nunca, o tal vez para volvernos a ver una vez más , pero sin reconocernos ya: ¡mares y soles diferentes han debido cambiarnos!
F. Nietzsche, El gay saber, 279.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gusta!!suerte

Pablo Lópiz Cantó

Para una filosofía de la inmanencia