viernes, 23 de enero de 2009

Deserotización de la existencia

Parece que se encuentra cada vez menos placer y menos seguridad en la relación humana, en la comunicación afectiva... podemos señalar cómo una consecuencia de la deserotización de la vida cotidiana es la inversión del deseo en el trabajo, que se convierte en el único lugar de confirmación narcisita para una individualidad acostumbrada a concebir al otro según las reglas de la competencia, es decir, como un peligro, como un empobrecimiento, como un límite, más que como una experiencia, un placer, una forma de enriquecimiento.
Bifo, La fábrica de la infelicidad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pedagogía de Gramsci:
Los intelectuales no pueden definirse como tales por el trabajo que hacen, sino por el papel que desempeñan en la sociedad; esta función es siempre de modo más o menos consciente, la de "liderar" técnica y politicamente a un grupo, al predominante o al que tienda a asumir una posición dominante.
¡Ay!, la técnica.

Anónimo dijo...

es triste pero es cierto y certero eldiagnostico.muy buen texto pablo! !adolfo

Drywater dijo...

Es verdad. Es como si nos volviéramos la espalda los unos a los otros en el devenir cotidiano, y sólo mostráramos interés o afecto por fascículos, cuando salimos, entramos, bebemos o charlamos. Como si el resto del tiempo fuéramos vecinos de escalera en el portal de la existencia s/n.

Pablo Lópiz Cantó

Para una filosofía de la inmanencia