viernes, 30 de octubre de 2009

Pulsión de escritura

El impulso de la escritura surge en ocasiones acompañado de cierto temblor, de una excitación peculiar, semejante acaso a la que atraviesa a quien espera al ser amado que se retrasa, a quien ya desnudo intuye la proximidad del sexo, a quien se viste antes de la fiesta, a quien mira el reloj sabiendo que está a punto de sonar el timbre de la fábrica. Todo entonces parece un obstáculo al deseo informe de escribir. Las personales obsesiones, los horarios de oficina, las ideas, historias o temas, la familia, la música, la física e incluso las propias entrañas. Todo resulta incómodo. Porque el impulso no busca decir nada. Tan sólo exige arrastrar al cuerpo hacia un laberinto de palabras, abandonarlo a la agitación sin origen ni destino, al raro placer del texto, esa dicha extraña.

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Pablo Lópiz Cantó

Para una filosofía de la inmanencia